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Sembradores de paz

Al contemplar cada día lo que pasa a mi alrededor, en este tiempo de tanta incertidumbre y dificultad, en el que vivimos, surge en mí un agradecimiento al Señor por la vida, y al mismo tiempo pedirle que me conceda ser sembradora de paz, esperanza y amor, que tanta falta hace en el mundo de hoy. 


Gracias, Señor

Por eso, en este tiempo de Adviento que hemos comenzado, resuenan en mí las palabras del apóstol San Pablo:  

“Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres. Que vuestra clemencia sea conocida por todos los hombres. El Señor está cerca. No os inquietáis por cosa alguna; antes bien, en toda ocasión, presentad a Dios vuestras peticiones, mediante la oración y la súplica, acompañadas de la acción de gracias. Y la paz de Dios, que supera toda inteligencia, custodiará vuestros corazones y vuestras mentes en Cristo Jesús.” 

Al pasear por las calles en este tiempo, en el que nos preparamos para recordar la llegada del Niño Jesús, puedo observar los adornos, las luces, los diferentes nacimientos, un ambiente que de un modo u otro ya nos recuerda la cercanía de la Navidad, pero me pregunto: ¿todo el mundo vive este tiempo con su sentido verdadero?   

Calles llenas de luces navideñas

Para mí es un tiempo de preparación, de espera, para recordar y celebrar el nacimiento de Jesús. En este tiempo, suelo repasar mi historia, los momentos de mi vida, podemos decir que me siento a contemplar la “película de mi vida”. Y la invitación de San Pablo, de estar alegres, me hace mirarla con gratitud, dando gracias a Dios por los momentos vividos en familia en todas las etapas de mi vida: en la niñez, la adolescencia, la juventud, y ahora ya como adulta, recordando a las personas que me transmitieron el sentido del Adviento y la Navidad. 

 

También pienso mucho en  María, en lo valiente que fue y la confianza tan grande que tenía en Dios, y le pido que me ayude para que de verdad Jesús nazca en mi corazón, y no me pierda con los preparativos. 

 

Y de la mano de tu madre, María, quiero Señor darte gracias por mi familia, por todas y cada una de las personas que han formado y forman parte de ella a lo largo de las diferentes etapas de mi vida, algunos ya están contigo en el cielo, y otros aún alegran cada momento de mi día a día aquí en la tierra. También doy gracias por tantas personas buenas que has puesto y pones en mi camino. Gracias también porque aun en las dificultades me das alegría, esperanza y fuerza para superarlas.

 

Gracias, Señor, por regalarme de nuevo este tiempo de preparación para recibir a quien es la Vida, a quien me da la alegría, esperanza y fortaleza, en cada momento.



Choni (Málaga)

laica oblata

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