¿Conocéis la película Braveheart? Está basada en la vida de William Wallace, un héroe nacional escocés que participó en la Primera Guerra de Independencia de Escocia. En una de las escenas centrales de la película, ante la decisión de luchar por la independencia o huir y aceptar a los invasores, Mel Gibson, que representa a William Wallace convence a sus paisanos con las siguientes palabras:
“¡Puede que nos quiten la vida pero jamás nos quitarán la libertad!”
¿De qué libertad habla William Wallace?
La verdad es que la cuestión de la libertad ha ocupado el pensamiento de muchos pensadores en los últimos siglos. El hecho de que actualmente vivimos en una democracia, en la que todos tenemos el derecho de elegir y de expresarnos tiene que ver con el concepto de libertad que tenemos y el valor que reconocemos en ella. Tradicionalmente se ha entendido como facultad electiva: la potestad que el hombre tiene de obrar según considere y elija. Esto significa que las personas tienen naturalmente libertad para tomar sus propias decisiones, sin estar sujetos a presiones, necesidades o limitaciones, ni tampoco a una predeterminación divina. Esta libertad se llama también el libre albedrío.
Aquí ya nos podemos preguntar, ¿Somos realmente libres para tomar cualquier decisión? ¿Cuánto peso tiene nuestra predeterminación genética, social, psicológica? En el ámbito religioso, ¿Cómo podemos compaginar la cuestión de la libertad y el concepto de que Dios tiene un plan de salvación para cada uno? Preguntas que intentaremos ir respondiendo.
Pero volvamos a la película y la pregunta anterior. ¿Esta libertad de elección es de la que habla nuestro héroe William Wallace? Parece ser que no, porque estando muerto uno ya no puede hacer lo que quiere. Wallace tiene la convicción de que pertenece a un pueblo con su propia identidad y dignidad. Quiere llegar a ser un escoces independiente. Es su verdadero ser. Para él hay otra dimensión de libertad, que es más profunda, más existencial y está relacionada con el fin al que el hombre quiere llegar en su vida.
A esta conclusión llegaron también diversos pensadores de diferentes corrientes. Por ejemplo San Agustín distinguía entre la libertad minor (la capacidad de elección) y la libertad maior (la capacidad de realizar el bien en vistas al fin). En esta última, el hombre es libre porque tiene posibilidad de construir su propio destino. Esto implica que hay una subordinación de las diferentes libertades. El hombre puede elegir (libertad minor) para poder autorrealizarse (libertad maior). Y con esta idea, dice Karl Rahner, un teólogo: “La libertad no quiere decir que puedo hacer lo que quiera, en el sentido pleno de la palabra significa más bien que debo llegar a ser lo que soy. Me presta la capacidad de ser yo mismo, de lograr mi identidad”.
Para profundizar un poco más, podemos destacar algunas características de la libertad humana.
Primero, si miramos nuestra vida, vemos que vivimos en un contexto geográfico, histórico, cultural, genético y socioeconómico. Este contexto no lo hemos podido elegir libremente y nos determina. A la vez este mismo contexto nos hacer ser hombres y justo es necesario para realizar un acto libre humano.
Segundo, si la libertad es la capacidad de autorrealizarnos, entonces seremos más libres cuando sabemos acoger el fundamento de nuestro ser. Esto hace necesario que consciente o inconscientemente tomemos una postura ante Dios. Aquí podemos afirmarle o negarle. Por lo tanto la libertad remite a la relación con Dios de cada persona.
Tercero, cuando hacemos una elección verdaderamente libre implica que ponemos una dimensión de lo definitivo en la elección que hemos hecho. No es libre una persona que elige hoy una cosa y mañana otra. La libertad autentica incluye que la persona puede comprometerse y ser fiel a su decisión.
Y por último es importante destacar que una libertad tiene que englobar todas las libertades: no puede haber una libertad individual, sino no es también social, ni una libertad política sino existe también una libertad económica.
Con esta primera introducción hemos preparado el terreno para el tema de la libertad, explicando algunos conceptos importantes.
Y para finalizar te invitamos a preguntarte:
¿Qué significa para mí la libertad?
¿En qué momentos, circunstancias, con que personas me siento más libre y por qué? ¿Puedo encontrar dimensiones en mí y también en mi entorno que no me hacen ser libre?
Katharina OMI
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