La alegría nos invade cada año al recordar este momento de la mañana del domingo de resurrección, y su gran noticia: ¡Jesús ha resucitado! Cristo nos da una nueva vida, ¿por qué? Simplemente por amor, pero como le ocurre a Pedro y a Juan, necesitamos ver para creer.
La palabra que surge del corazón al leer y escuchar este pasaje del evangelio con M.ª Magdalena, Pedro y Juan, es asombro y alegría.
ASOMBRO porque con María me pregunto: ¿Dónde está Jesús?, pero al ir corriendo, entrar en mi interior y mirar con ojos que desean que sea verdad que Jesús no está ahí, puedo ver y creer.
VER que las palabras de Jesús siempre son ciertas, lo que Él dice y promete se cumple siempre, aunque sus tiempos no son los nuestros.
CREER, porque esas palabras no están vacías, sino llenas de contenido, son palabras que mueven mi interior y me hacen cambiar.
La ALEGRÍA es lo que me mueve a salir de mi e ir a otros a contar, con mi vida, lo que Él ha hecho y hace con paciencia y amor en mí.
San Juan 20, 1 - 9
"Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto".
